¿Qué es esto de la frustración?

La frustración es una sensación de vacío que se manifiesta con angustias, depresiones, impotencia… Con el tiempo se puede transformar en diferentes tipos de enfermedades, como la diabetes, problemas cardíacos, obesidad, adicciones, etc.

¿Qué lleva a la mujer a sentirse frustrada?
Cuando la mujer no se conecta con sus verdaderos deseos (aunque esté llena de otras actividades), cuando la mujer no puede pasar sus deseos a la acción, se genera un ruido interno, una molestia permanente que no está siendo escuchado.

¿Qué hacemos con esto?En primer lugar, bajar las exigencias, poder decirse internamente: “¡me tomo 5 minutos, me tomo un té!”, para lograr proporción de las cosas.

¿Cómo seguir siendo mujer y no morir en el intento?

¿Vieron chicas cuando nos peleamos con todo el mundo sin razón aparente, contestamos mal y sentimos que todo nos molesta y no tenemos ninguna explicación? Después de estos episodios, si nos encontramos con mujeres (del trabajo, mamás de la escuela, compañeras de trabajo, hermanas, chicas del gimnasio, etc.), nos relajamos y podemos liberarnos de esa tensión cuando nos descargamos y nos sentimos escuchadas…

Se genera un contacto entre mujeres, que es más que un simple encuentro. Se trata de un código tácito compartido:

• Con ella puedo hablar, ella me va a entender…
•  Con ella me puedo quejar…
•  A ella le pasan cosas parecidas a mí…

 Después de hablar, nos sentimos más liberadas, comprendidas…

Pero, ¿y después de descargar, qué?; ¿cambió algo? 

Comenzamos el Módulo I del taller para mujeres: FOCUS

Es posible lograr nuestras metas, nuestros sueños... Solo hay que tomar la decisión e ir por ellos.
¿Cómo hacerlos realidad?; ¿por dónde empezar?

¿Quién es la dueña de la brújula de tu vida?

¡Nosotras las mujeres…!   Nos sentimos exigidas de estar flacas, sin canas, bien vestidas, hermosas, alertas a las necesidades de nuestros hijos y maridos, ganar plata y ser exitosas.

Y además también queremos sentirnos bien!!!???

Esto, se puede???

¿Cómo?

¿½ naranja o naranja entera?

Seguramente todas tienen presente la frase “ser la ½ naranja de…”
La verdad es que muchas veces no nos ponemos a pensar sobre ciertas palabras o frases que penetran profundamente el discurso popular y cotidiano; pero no son al azar!

Cuando estamos diciendo que somos la mitad de otra cosa, estamos diciendo que no somos enteras. Es decir, pertenecemos a algo o a alguien, perdiendo nuestra característica de totalidad, perdiendo parte de nosotras.
 ¿Dónde queda esa parte nuestra?
Queda en las exigencias y demandas de nuestro trabajo cotidiano mediante los diferentes roles (madre, esposa, hija, trabajadora, ama de casa, etc.) que desempeñamos.
¿Y qué pasa con la otra parte de nosotras?